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Trámite

Llegaba el Almería a Madrid con la incertidumbre del que está al borde del abismo, para ellos tampoco ayudaba en absoluto que el Atlético hubiese perdido en Vigo, si ya de por sí el Calderón se antoja una plaza complicadísima para los rivales, si encuentran un rival herido y con ganas de resarcirse, peor aún. El Cholo lo tenía claro, tanto que facilitó el once en la previa, algo que no suele hacer aunque más o menos todos tengamos claro qué va a sacar (se puede dudar en si jugará Giménez, Torres, RG o Mario), la idea era sacar el partido lo antes posible. Tanto fue así que antes del primer minuto ya habíamos disfrutado de dos ocasiones y de un corner, estaba claro que para los andaluces la tarde-noche no iba a ser nada cómoda.

El gol era cuestión de tiempo y llegó, es cierto que en un penalti algo riguroso que pidió Griezmann pero que Mandzukic lo quiso para él. Daba igual, el francesito se guardaba un par de ases en la manga y tampoco era cuestión de guardarlos durante mucho más tiempo. El primer gol había llegado en el 11’ y el segundo llegó antes del 20’. Error de la zaga almeriense al ceder a Mandzu, éste ve rápido el desmarque de Griezmann filtrando un pase que le deja mano a mano con el portero y ahí no falla ajustándola al palo. El 2-0 ya era una losa lo suficientemente grande para un Almería que no se había asomado todavía al área de Moyá.

El tercero llegó antes de la media hora en un corner embarullado que cuando parecía que despejaban los visitantes llegó otra vez al área con un centro de Arda que cabecea Mandzu, embolsa con el pecho Griezmann cruzándose a la salida de Julián en dirección contraria a la portería y sin pensarlo la golpea con la zurda al fondo de la red. Impecable acción de talento. Ahí acabó el hambre atlético y el partido, durante la siguiente hora los almerienses intentaron con timidez probar suerte sin encontrar y los rojiblancos sestearon pensando en el duelo de Champions.

Solo la salida de batallador RG y Torres parecieron activar un poco al ataque rojiblanco, pero tampoco fue como para tirar cohetes, el trabajo estaba hecho y sólo el borrón de la expulsión de Siqueira, que aunque es cierto que no es expulsión, no creo que le echemos demasiado en falta en Sevilla dada su tendencia a cometer faltas absurdas y en ataque intentar siempre el mismo regate que ya se saben de memoria sus marcadores.

Días intensos los que nos esperan con las visitas al Leverkusen, Sevilla y recibir al Valencia en el Calderón, partido a partido pero estas semanas serán las que marquen dónde y con quién vamos a luchar, siguiendo vivos en Champions y distanciando a unos rivales ligueros que no terminan de despegarse en el caso de los valencianistas.

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Paso atrás definitivo

Si la semana pasada decíamos que el Atleti había jugado uno de sus mejores partidos y como consecuencia había bailado al Real Madrid con una goleada, dando un paso adelante en sus opciones (pequeñas, pero opciones) de ganar la Liga, hoy ha pasado justo lo contrario, ha jugado uno de los peores partidos que de la última época, con un centro del campo ausente que ha sido incapaz de conectar con la delantera (así da igual que salgan 3 que 33 delanteros) y como consecuencia directa el Celta ha sido superior en prácticamente todas las fases del partido, ganando a la postre por 2-0.

Es cierto que llegábamos con bajas al partido, demasiadas para mi gusto y en la misma parcela del terreno de juego, sin Arda, Koke y RG todo pasaba por confiar en Saúl y Cani como sustitutos naturales. No pensó así el Cholo que apostó por un 4-3-3 con Torres, Griezmann y Mandzukic como delanteros, era una apuesta arriesgada porque apenas se ha jugado con ese dibujo y exige una serie de automatismos en los centrocampistas que, a tenor de lo visto en el campo, los nuestros no lo tienen, quizá con el Gabi del año pasado y con un buen día de Tiago todo se hubiese disimulado, pero ya no lo sabremos.

Hablando de los pivotes, es un problema gordo el nuestro, Gabi parece que está fuera desde que empezó a desfilar por los juzgados, creo que es un tema más de cabeza que de físico, Tiago alterna partidos sobresalientes con otros para olvidar y luego tenemos a Mario, el típico pivote defensivo que no sirve para sacar el balón jugado y a veces tampoco para defender porque comete errores de bulto. Hoy tuvo uno de esos que le condenan con un penalty tan claro como innecesario, en el pico del área y cuando el delantero celeste recortaba hacia fuera del área. Lo digo bien alto, este chico no vale para el Atlético de Madrid y lo mejor que le podría pasar a ambas partes es que se marchara en verano sin billete de vuelta, a partir de ahí hacen falta dos fichajes en este puesto de nivel para tener una plantilla competitiva.

El Celta fue mejor, no hay discusión, pero también es cierto que el árbitro no ayudó para nada, en el primer gol la jugada nace de una mano de Augusto que es protestada sin encontrar sanción, después Miranda se come el recorte de Nolito y Mario llega como un elefante en una cacharrería para cometer el penalty. Tras el gol pudo empatar Griezmann al encontrarse en el área con un rechace de Sergio a disparo de Saúl. No era el día del francés.


Después llegó el segundo gol de Orellana y todo acabó allí, al menos eso sentí, se intentó a ráfagas y algunos jugadores bajaron los brazos. El árbitro se tragó un penalty claro a Siqueira que hubiese puesto algo de emoción a los minutos finales. Griezmann disparó al palo y Mandzukic tampoco tuvo el día. Paso atrás definitivo que nos deja más cerca de Sevilla y Valencia que de Madrid y Barcelona, lo lógico sería que centrasen esfuerzos en afianzar la tercera plaza y luchar por la Champions.

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Orgulloso del Atlético de Madrid

Hubo un tiempo en el que los rectores y plantilla del Atlético de Madrid decían que el objetivo era jugar en Europa, el mismo tiempo en el que el presupuesto era el tercero o cuarto de la categoría y se traducía después en unas indecorosas sextas y séptimas plazas que, con fortuna, te daban el acceso a la UEFA por la gatera, un mismo tiempo en el que los jugadores se "conjuraban" varias veces por temporada para solventar una situación complicada que ellos mismos habían generado pero que no sabían muy bien por qué, porque las personas que les dirigían eran unos auténticos ineptos y los que les habían fichado, también.

En ese mismo espacio de tiempo el Atlético de Madrid salía a jugar contra su eterno rival como el preso que va al patíbulo, en muchas ocasiones los jugadores se orinaban encima antes de salir al campo y eso se traducía en recibir goles en los primeros minutos, eso si no te remontaban a base de poner más empuje y corazón, algo en lo que no te puede ganar un equipo de millonarios si tú, inferior en calidad, quieres vencer, un tiempo en el que los empates se celebraban casi como victorias.

Afortunadamente ese tiempo ha pasado, se preguntarán ustedes qué ha cambiado si los dirigentes son los mismos, la respuesta es corta y sencilla: Diego Pablo Simeone y Germán Burgos (el gran olvidado). Entre los dos se propusieron levantar a un cadáver que caminaba hacia el abismo de Segunda y en unos meses le convirtieron en campeón de UEFA, fue la base sobre la que se construyó el bloque que tenemos hoy de gente comprometida, que no se arruga ante ningún rival ni escenario, los mismos que se propusieron acabar con años de vergüenza en los derbys en el mejor momento posible, en una final de Copa en la casa del adversario, los mismos que son capaces de morir sobre el campo antes de dar un balón por perdido, los mismos que el año pasado asombraron a todos con un título liguero que muy pocos podrían haber esperado a principio de temporada, los mismos que estuvieron a un minuto de conseguir una Champions merecida, pero esa espina ya se encargarán de sacarla.

Ayer escribieron un capítulo más en la historia rojiblanca con un partido que los que tuvimos la fortuna de asistir recordaremos el resto de nuestra vida, aplastando literalmente a un Real Madrid que llegaba líder y con el favoritismo de las casas de apuestas, esas mismas que aún no se han enterado que en las últimas ocasiones la victoria ha caído del mismo lado y que incluso en la última victoria blanca no fue en los 90' reglamentarios. El Atlético quiso dar un puñetazo en la mesa para demostrar que cuando quieren, también saben ganar a los grandes sin aprovechar los contragolpes.

Se quejaban los madridistas de que llegaban al partido sin Ramos, James y Marcelo, pero el Atlético sufrió un revés importante en forma de lesión cuando Koke (con empate a cero) tuvo que abandonar el campo con una lesión muscular que tiene mala pinta, recordemos que el canterano ha jugado más de 2000 minutos y queda la mitad de temporada. Al mismo tiempo Godín sufría una rotura del tabique nasal a codazo de Kedhira que el árbitro no sancionó ni como falta. Daba igual, para ese entonces Saúl iba a demostrar que no sólo tiene potencial y Godín aguantar como un titán los 80' restantes.

El Atleti, maniatando al Madrid al que no dejaba ni acercarse al área y con rabia llegó el primer gol, un balón que retrasó Mandzukic desde el área a la frontal y allí pateó Tiago con el corazón de las 55.000 personas que ondeaban banderas rojiblancas, el balón lo intentó atajar Casillas pero se le terminó escapando por debajo y entrando en la portería. La ventaja se había cobrado. En otra ocasión el equipo se hubiese mostrado prudente, atacando siempre que la retaguardia no sufriese desequilibrios, ayer no, el equipo quiso más y el segundo no tardó en llegar con un remate acrobático de tijera de Saúl que entró ajustado al palo. El partido tomaba claro tinte rojiblanco que todavía pudo agrandar más la renta si el árbitro hubiese sancionado una mano en el área que no sólo no pitó sino que encima sancionó con sendas amarillas a Godín y RG por protestar, es lo que tiene rebelarse contra el poder establecido. Sólo al final de la primera mitad el rival se acercó al área, pero ni tan siquiera en esos minutos tuvo ocasiones de verdadero peligro, entre todos conjuraban el peligro robando y/o obstaculizando en el último momento. Ni Cristiano era un peligro, más preocupado de protestar y reclamar faltas que de jugar, el público cada vez que perdía un balón repetía el estúpido sonido con el que recibió el balón de oro.

En la segunda mitad el equipo todavía jugó mejor, combinando llegaron las mejores jugadas del partido (con permiso de Saúl), en una de ellas Griezmann pudo emular al canterano con otra chilena, y poco después tras varios taconazos y paredes un centro al área lo remató Tiago demasiado picado como para que fuese gol, una verdadera lástima. El tercero llegó en otra buena jugada, que culminó con Saúl anticipándose en el segundo palo para colocar un pase al otro palo, donde Griezmann se anticipó a Varane. La grada era un fiesta en aquel entonces con varias olas consecutivas.


En pleno festival salió Torres para mayor alegría de la grada y éste correspondió poniendo un balón perfecto al área que Mandzukic, perfecto toda la tarde, se encargó de rematar al fondo de la red. La goleada se había redondeado con el 4-0. El equipo se había vaciado para golear al eterno rival, algo que los atléticos no olvidaremos. Se acabaron aquellos discursos del cuarto puesto, el equipo podrá acabar campeón o tercero, pero sabemos que por falta de intensidad no será y eso nos llena de orgullo. Orgulloso del Atlético de Madrid. 

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Goles y barro

Partido de hombres en Ipurúa, una de esas tardes que pueden dejarte con la competición perdida del todo si se te ocurre pinchar en un campo que era más un patatal que otra cosa, ¿se imaginan qué hubiese dicho la prensa si ayer es el Madrid o el Barcelona los que se juegan la vida en Eibar? Ya se lo digo yo, probablemente se hubiese suspendido el partido a otra fecha futura con menos barro y agua, pero como es el Atlético de Madrid, que juegue y si hay suerte igual pincha o se lesiona alguno.

El Cholo, inteligentemente decidió dejar fuera de la convocatoria a Arda, al borde de la suspensión, cargado de partidos y polémica (el árbitro igual le hubiese buscado las vueltas) unido al pésimo estado del césped... invitaban a sacar un equipo de hombres todoterreno, guerreros como RG, como un Koke cada día con más cuerpo, como Mandzu o como Gámez. El equipo respondió bien enseguida, entendió el fútbol que había que jugar y fruto de ello llegó el primer gol, una prolongación que le llega a RG, éste controla camino del área y mete un pase bien medido a Griezmann para que éste la coloque al palo largo. Gol inapelable, declaración de intenciones de un equipo que no se arruga.

El Eibar no encontraba la receta para llegar al área de Moyá porque siempre encontraba a un zaguero listo para desbaratar el peligro, digno de mención el partido de Giménez y de Gámez, el segundo serio toda la tarde. Para más desgracia local estaba Mandzukic con ganas de reivindicarse tras quedar fuera de la vuelta de Copa, un Torres motiva más que Jiménez porque obliga a sacar lo mejor de uno mismo y se sacó un doblete en menos que se santigua un cura loco. El primero tras un saque de banda que parecía inofensivo, balón que le llega a Griezmann, centro al área pasado y allí aparece el croata para empalmarla según llega. El segundo aprovechando un fallo defensivo eibarrés y otra vez fusilando de derechas, no había pasado ni media hora y el partido ya había acabado. No negaré que en ese momento pedí que se acabase el partido, ya sólo podían ocurrir problemas en forma de lesiones y/o sanciones.

El Eibar seguía intentándolo con Piovaccari y Del Moral, el italiano daba un aire en el físico a Vieri, por supuesto con menos gol y calidad, pero siempre le faltaba algo para crear problemas y cuando la tuvo solo delante de Moyá la estrelló en el cuerpo del mallorquín. El ex canterano tuvo peor suerte justo al final de la primera mitad cuando un cabezazo con Giménez le mandó a la enfermería.


En la segunda mitad el equipo bajó el pistón, empezó a pensar en el próximo partido y eso lo notamos todos, incluso el rival que aprovechó casi al final para marcar el gol de la honra en uno de los pocos fallos defensivos de la tarde, balón colgado al área y entre Godín y Siqueira no atinan a cerrar el remate del italiano que se puso tan contento que cualquiera pensaba que era el gol del empate. En definitiva, partido incómodo que se solventó con una autoridad aplastante y que permitió que sumemos 3 puntos más en el objetivo de no ceder con los de arriba e intentar despegar a los que vienen detrás.