Llegaba el Atlético de Madrid
a Vigo con una sensación rara, la misma que deja una temporada que comenzó muy
bien, demasiado para las expectativas del verano, y que termina con un equipo
al que le cuesta muchísimo mantener el ritmo de la primera vuelta, de hecho el
colchón de puntos ha servido para que a estas alturas tuviésemos la Champions
asegurada (bueno, eso y la mala campaña del Violencia), hoy se luchaba por
certificar el pase directo con la tercera plaza liguera en el zurrón y de paso
no beneficiar al Celta en la lucha por el descenso.
También era rara porque se
jugaba la jornada 36 antes de disputar la 35, culpa en este caso de una final
de Copa que será un digno broche a una temporada buena en términos generales.
El caso que el equipo salía sin el tocado Arda y volvía a confiar en un Adrián
mejorado en su último partido en Coruña. La posesión y las primeras ocasiones
eran rojiblancas, el Celta permanecía a la espera agazapado, pese a que la tuvo
en un disparo de Kron-Delhi que despejó brillantemente un Courtois que es
sinónimo de cerrojo. Hoy se jugaba el record de imbatibilidad a domicilio, en
posesión de Abel desde hace más de 20 años, y fiel a su cita lo consiguió.
El Celta sufría por la banda
derecha, no conseguía frenar la sangría provocada por un Filipe que se aliaba
con Costa para volver loco a Johnny. Menos mal que contaban con un linier con
facilidad para levantar la bandera, evitando dos ocasiones claras. Mientras
tanto, Mario dejaba señales de lo mal mediocentro que es, un auténtico loco a
la hora de entrar a los rivales, hasta el punto que en la segunda entrada dura
le tuvo que sacar la amarilla Teixeira, pero aun así siguió tensando la cuerda
con zancadillas y entradas a destiempo. Afortunadamente, Cholo le retiró al
descanso y esperemos que sea de las últimas veces que se le ve de titular.
En la segunda parte el guión
cambió radicalmente, en el minuto 2 un corner botado por Koke lo peina Miranda
en el primer palo y lo remacha DC en el segundo palo de cabeza, el gol espoleó
al Celta que veía que la derrota les dejaba con un pie y medio en segunda.
Fruto de ello se animaron a llegar con más ahínco a la portería rojiblanca, un
buen disparo de Augusto lo repelió Courtois y Kron no acertó a rematar en el
rechace. Esa fue la más clara y casi única, pues el resto de ataques se
quedaban en nada, un equipo que antes jugaba bien y defendía mal ha pasado a
jugar mal y defender igual de mal, no puede decirse que la mano (pezuña) de
Abel no se note.
En pleno intento celeste
llegó el segundo gol atlético, un remate que se rechaza a la frontal y allí
Juanfran dispara con la fortuna de que impacta en un defensor, que desvía lo
justo para que entre. Con el 0-2 todo era más complicado.
Diego Costa dejó su puesto a
Arda y Johnny a Bermejo, un intento de quemar todas las naves por parte de
Abel. Pero la suerte no estuvo con el Celta ya que al poco se lesionó el punta
en un intento de proteger un balón, lesión de rodilla que huele a que se pierde
las tres jornadas restantes.
No obstante, al partido le
quedaba picante, un disparo de Orellana lo despeja Courtois hacia un lateral,
allí lo recoge Augusto y en un disparo inocente consigue batir a un meta que
pega una cantada importante (se le escapó por debajo del cuerpo), los grandes
también fallan. Parecía que el Celta colgaría balones a la desesperada, pero es
que no valen ni para ello, el Atlético volvió a tomar el control del balón y en
esa misma jugada Falcao hace valer su instinto anotador para robar la cartera
en el área, recortar y batir a un Varas que no se lo creía. Otro mazazo.
Después pudo llegar otro,
pero no consiguió revolverse en condiciones. Justo a continuación Arda se fue
de los defensores y en un mano a mano la estrelló contra el poste, paseándose
por la línea de gol. No hubo tiempo para más. El Atleti celebra su tercera
plaza pensando que se acabe esta liga lo antes posible (no opta a más) y el
Celta espera una combinación de resultados que le permita soñar con mantener la
categoría, un milagro pensando en que en las dos próximas jornadas visita al
Betis y Valladolid. Difícil, muy difícil.